En España el 50% de las viviendas fueron construidas antes de los años 80, o lo que es lo mismo, aproximadamente más de 10 millones tiene más de 40 años. Además, se estima que más de 1 millón de viviendas se encuentran en un estado deficiente, y según su calificación energética más del 80% del parque inmobiliario español está calificado con las letras E, F o G.
Administraciones y sector de la construcción en su conjunto, desde arquitectos a productores de materiales, se enfrentan así al importante potencial de la rehabilitación en nuestro país. Para paliar este problema el Gobierno, siguiendo las directrices marcadas desde la Unión Europea, quiere impulsar la ola de la renovación y para ello ha destinado a esta partida 6.820 millones de euros de los Fondos Next Generation. El 50% de este presupuesto va a ir destinado al programa de recuperación y regeneración de entornos residenciales. 1.400 millones de euros específicamente a vivienda privada, aprobándose también una partida especial complementaria a estos fondos con otros más de 1.000 millones de euros a la rehabilitación de edificios públicos.
Luis Vega Catalán, coordinador de la dirección general de vivienda y suelo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, define el objetivo “debemos mejorar la tasa de rehabilitación, que se encuentra por debajo del 0,2% anual, mientras que la media del resto de países europeos oscila entre el 0,4% y el 1,2%. España debe alcanzar una tasa del 0,8%, o sea, pasar de la rehabilitación de 30.000 a 300.000 viviendas al año”.
Desde el Ministerio se acomete este reto desde diferentes ámbitos identificando distintos escenarios de rehabilitación. “Queremos ir más allá de un programa de ayudas, el enfoque debe ser más ambicioso desde el punto de vista energético, se debe generar una rehabilitación de calidad. Apostamos por la flexibilidad, el objetivo es la materia energética pero los caminos pueden ser diferentes en cada proyecto. No hay una predefinición de soluciones. La forma de conseguir esta eficiencia energética debe garantizar una solución coherente pensando en la protección de edificio ahora y en el futuro, que lleguen lo más lejos posible y que esta renovación no se entienda como una evolución individual de cada vivienda sino como un autentica regeneración del entorno urbano”, apunta Luis Vega.
En este sentido, Miguel Ángel Alonso del Val, arquitecto y catedrático de la Universidad de Navarra, analiza la importancia sobre la sensibilidad hacia las envolventes porque la ola de rehabilitación debe realizarse con respeto hacia la intervención del patrimonio. “El ladrillo es un elemento expresivo en la envolvente. Tiene su propio lenguaje arquitectónico, y en España fue protagonista de un desarrollo inmobiliario, sobre todo en grandes ciudades, que no podemos perder”, apunta Miguel Ángel Alonso.
“La rehabilitación energética no puede justificar desnaturalizar los edificios. El ladrillo es un sello de identidad de los últimos 60 años y en aras de una eficiencia energética no podemos destruir el patrimonio. Y esta reflexión debe ir más allá de los edificios protegidos, existen proyectos y barrios enteros que, sin haber sido premiados o reconocidos por su diseño, cuando se acaba con su identidad se destruyen también sus valores en un proceso de vulgarización. Debemos recordar a propietarios y profesionales que se dedican a la rehabilitación que las fachadas no pertenecen solo a los vecinos que viven en el edificio, sino que nos pertenece a todos, y por lo tanto es un elemento que todos debemos preservar”, comenta Miguel Ángel Alonso.
El papel del SATE Cerámico en la ola de renovaciones
Los productos cerámicos son esenciales porque aportan confort, sostenibilidad y eficiencia energética a las edificaciones. Los fabricantes de ladrillo cara vista trabajan insistentemente desarrollando nuevas soluciones que puedan usarse en rehabilitación para cumplir con todas estas demandas mientras además se mantiene el valor estético de la arquitectura original de pueblos y ciudades.
Ya existen en el mercado sistemas prefabricados con un acabado final de plaqueta cerámica que permiten rehabilitar fachadas. Soluciones que, además de formar parte de una rehabilitación del aislamiento térmico por el exterior de la envolvente, mantienen o incluso aumentan el valor del aspecto original de las fachadas de ladrillo que se están rehabilitando.
Termoklinker: rehabilitación con ladrillo cara vista
Mario Vallés, director de Calidad y Medioambiente en La Paloma Cerámicas, recuerda como “en 2010, conscientes de la crisis energética y medioambiental del planeta, comenzamos a desarrollar Termoklinker”. Se trata de un sistema combinado de paneles aislantes de poliestireno extruido más plaqueta cerámica, ideado para el aislamiento térmico exterior de fachadas en rehabilitación y obra nueva. “Hoy tenemos a disposición de arquitectos, proyectistas y constructores 20 combinaciones diferentes de colores y texturas, y Termoklinker es reconocida en todo el mundo como una solución para rehabilitar edificios sin perder su personalidad”, comenta Mario Vallés.
Este sistema ofrece una alta durabilidad, un nulo coste de mantenimiento y amplias posibilidades estéticas, además de una facilidad en la instalación y un cumplimiento holgado del CTE. Una solución cuya suma de elementos forman un todo compacto, manejable y resistente que puede aplicarse en una amplia variedad de situaciones, con un óptimo aislamiento en estaciones frías y cálidas, aumentado el ahorro energético, mejorando el aislamiento acústico y confort térmico de las viviendas, y además es compatible con otras soluciones.
Rehabilitación del Hospital Paitilla (Panamá). Proyecto con TermoKlinker desarrollado por TASH – Taller de Arquitectura Sánchez-Horneros
Las actividades que abarca TASH van desde la realización de concursos, estudios previos, proyectos de ejecución, constructivos, direcciones y supervisiones de obra hasta la gestión integral de los procesos. Los ámbitos sectoriales de desarrollo de la actividad son variados, con amplia experiencia en edificación hospitalaria, sociosanitaria, residencial, edificación en altura, rehabilitación, equipamientos, hotelero, comercial e institucional.
“Siempre hemos creído en el ladrillo, lo entendemos como parte del ADN de la arquitectura nacional”, afirma Emilio Sanchez-Horneros, arquitecto y director general de TASH, en la presentación del emblemático proyecto de rehabilitación y ampliación del Hospital Paitilla de la ciudad de Panamá. “El edificio nace como centro médico en los años 70 y hoy forma parte del imaginario de la arquitectura de la ciudad. Sin embargo, el paso de los años había deteriorado la fachada, que presentaba irregularidades y hongos. Además, en los años 80 se había incorporado un piso superior en el edificio que ensuciaba la imagen arquitectónica del proyecto”, describe Emilio Sanchez-Horneros.
Un proyecto de rehabilitación de la fachada que se ha realizado mientras el hospital ha seguido en funcionamiento, y cuya ampliación total finalizará dentro de 5 años cuando el complejo alcanzará los 30.000 metros cuadrados construidos.
Emilio Sanchez-Horneros comenta que “el uso de Termoklinker ha sido un éxito. La fachada estaba vencida hacia afuera, con 5 centímetros de diferencia entre el punto más alto y más bajo. Tuvimos que aplomar el total de la fachada con aluminio que fue sobre el que se instaló el sistema de ladrillo cara vista, sorprendentemente sencillo de montar y que ofrece un rendimiento energético óptimo en unas condiciones climáticas adversas mientras ha rejuvenecido y traído al siglo XXI la idea original que tuvo el arquitecto hace casi 50 años”.
Flexbrick como envolvente adherida y atornillada
Paneles cerámicos prefabricados con el sistema constructivo Flexbrick®
Flexbrick es un sistema constructivo industrializado, desarrollado por Cerámica Malpesa y Piera Ecocerámica, que combina innovación tecnológica con materiales tradicionales obteniendo grandes formatos a partir de piezas pequeñas, permitiendo la construcción de pavimentos, fachadas y cubiertas con paneles cerámicos prefabricados, que superan la tradicional colocación pieza a pieza. Un tejido cerámico compuesto por una estructura flexible metálica donde se disponen las piezas cerámicas. Su gran flexibilidad permite que se pueda colocar y transportar mediante bobinas y palets.
“Una solución estética con infinitas posibilidades al tratarse de ladrillo cara vista, y segura, gracias a un sistema de aplacado con 3 elementos de seguridad redundantes: el propio mortero, la malla metálica del sistema y, además, esta malla está atornillada al soporte”, comenta Vicente Sarrablo, arquitecto y catedrático de construcciones arquitectónicas en la Universitat Internacional de Catalunya e inventor de la solución.
Este aspecto, el de la seguridad, fue fundamental a la hora de acometer una de las rehabilitaciones más relevantes realizadas en el barrio de Salamanca de la ciudad de Madrid: el Edificio Girasol de José Antonio Coderch. Para Vicente Sarrablo, “fue un reto por el propio edificio y por el arquitecto que está detrás, pero sobre todo por la oportunidad de demostrar de una vez por todas que se puede instalar cerámica adherida con un alto grado de seguridad. Hoy el Edificio Girasol podría parecer recién estrenado, pero es de 1966, la diferencia es que Flexbrick ha permitido que recuperara su piel y características estéticas de origen”.
Edificio Girasol del arquitecto José Antonio Coderch (Madrid 1966). Proceso de rehabilitación con Flexbrick desarrollado por el estudio Atelier Galante
Javier Galante arquitecto de Atelier Galante y director de la rehabilitación del Edificio Girasol, explicó que “la fachada ofrece una singularidad, va haciendo un requiebro formando una cremallera y las plaquetas cerámicas originales se estaban desprendiendo, no por culpa del ladrillo si no por la instalación. El proyecto no se trataba solo de renovar la fachada de un edificio único en Madrid, sino la envolvente completa de un edificio que en el momento previo a la rehabilitación tenía un certificación energética G. Aprovechamos la cámara de aire tras la fachada para insuflar un aislamiento interior y otro exterior de mortero aislante sobre el que instalamos Flexbrick, llegando así a 6 centímetros de envolvente pero aumentando solo un centímetro la hoja de fachada, que nos permitió mantener prácticamente el grosor, estética y estructura del proyecto original”.
Para conseguir esta solución integral, el equipo de I+D+i de Flexbrick investigó y ensayó una solución con la que se cubrió una superficie total de 2.317 metros cuadrados, de los que 1.730 corresponden a paños ciegos y 590 m2 a cantos de forjado, salvaguardando el mismo acabado que lucía el edifico en origen, pero con una mayor resistencia, seguridad y durabilidad.
“Las fachadas son elementos urbanos que enriquecen la vida en la ciudad. Hay barrios que están perdiendo su identidad y con ello perdemos todos”, concluye Javier Galante.
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